Italia un socio fiable a pesar de Meloni
En política, algo considerado por los analistas típico de Italia es el enamorarse colectivamente de un líder. Lo hemos visto en el pasado inmediato en los últimos cinco años, donde los italianos votaron mayoritariamente dando su confianza a cosas tan distintas como el Movimento 5 Stelle, Matteo Renzi o a la Lega de Salvini. Como si en España en ese espacio de tiempo se hubiera dado mayoría a Vox, a Podemos y al Partido Socialista o al PP Existe también en Italia la capacidad colectiva de cambiar la idolatría con facilidad y se calcula la duración del idilio en un año y medio aproximadamente. Otro fenómeno que destacaba hace pocas horas el sociólogo italiano Massimiliano Pananari, es que en las elecciones italianas se vive el fenómeno del “seguidismo”, algo que sucede con frecuencia en el ámbito mediterráneo. El voto indeciso acaba decantándose por el partido político que aparece como favorito en las encuestas. Probablemente también sea verdad que en una situación de crisis se tienda a radicalizar el voto. Seguro que encontraríamos más de esas tres explicaciones a la contundente victoria de Giorgia Meloni, la máxima representante de Fratelli d’Italia, el partido más a la derecha de todo el espectro político italiano.
“Es el tiempo de la responsabilidad si queremos hacer parte de la historia. Si nos llaman para formar gobierno, habrá que gobernar para todo el pueblo”. Son estas las primeras palabras de Giorgia Meloni. Solo dos frases y tanto significado. En primer lugar, llamada a la responsabilidad, en realidad para poder durar algo más en el poder que sus predecesores y que el enamoramiento tenga una traducción en términos políticos. El “si nos llaman” significa un respeto sin reparos a las instituciones, ya que tendrá que ser el Presidente de la República, Giorgio Matarella, quien la llame para formar gobierno tras analizar los resultados electorales. Por último, la referencia a “todo el pueblo” para exaltar la voluntad de moderarse una vez certificado su acceso a la Presidencia. La templanza y la ponderación será el estado anímico que guiará la política de Fratelli d’Italia. No podrá ser de otra manera porque además internamente tendrá que hacer las cuentas con los compañeros de coalición, la Lega de Salvini y la Forza Italia de Berlusconi. A pesar de la caída de la Lega y los discretos resultados de los berlusconianos, ambos se hacen imprescindibles para mantener la mayoría de la coalición y el abandono de uno de ellos llevaría al gobierno a la enésima caída. Los resultados negativos de los leguistas harán que en los próximos meses tengan que hacer un esfuerzo intrínseco para asimilar la derrota, por lo que en el corto plazo no deberían ser el enemigo en casa de Meloni. Más problemas en cambio le podría dar el partido de Silvio Berlusconi si no respeta las directrices económicas de la Unión Europea y no lleva a cabo alguna de las reformas propuestas por el expresidente. Sin duda, le pedirá que haga lo necesario para recibir los fondos europeos y que reduzca la presión fiscal, quizás empezando a través de medidas concretas y compartidas como aumentar el máximo de 60.000 a 100.000 para el acceso de los autónomos al régimen fiscal agilizado o la bajada en algunos tramos del IRPF.
Alfredo Izquierdo, Socio Fundador de FormaItalia
Artículo publicado en El Economista